martes, 6 de noviembre de 2007

Goleó Vélez y lo dejó sin ilusiones a Argentinos


El partido fue parejo hasta el segundo gol. El domingo, Vélez enfrenta a Boca.


Queda una sensación cada vez que Vélez juega de local: si el Apertura se disputara en su totalidad en el José Amalfitani, el equipo de Ricardo La Volpe sería el campeón. En lo que va del torneo está invicto (cinco victorias y dos empates) en el Nuevo Fortín y sumó allí 17 de sus 23 puntos. Ayer lo volvió a demostrar: goleó a Argentinos y lo dejó sin sueños de gloria.Pero no sólo eso: en cada presentación en Liniers, su juego es atractivo, audaz, eficiente. En el ciclo de La Volpe, ya se pusieron de rodillas allí el Inter de Porto Alegre campeón del Mundial de Clubes (3-0), el Boca de Riquelme vencedor de la Libertadores (3-1) y el San Lorenzo de Ramón Díaz campeón del Clausura en sus dos visitas... Ahora, contra Argentinos exhibió varias de las virtudes que lo llevaron a construir aquellos episodios felices: contundencia, convicción, juego asociado.Sorprendió, de todos modos, los caminos que recorrió La Volpe. Inobjetable desde la propuesta (usualmente frontal y generosa con el espectáculo), el entrenador utilizó dos enganches (Leonel Ríos y Damián Escudero), esa función que desprecia en público y en privado. Con ellos, Vélez fue más prolijo, tuvo más volumen de juego y, en consecuencia, más llegadas.Hubo otra sorpresa: Argentinos. Más allá de que en el primer tiempo cambió golpe por golpe, el equipo de Néstor Gorosito se desmoronó tras el segundo gol de Vélez, a los 11 minutos del segundo tiempo. Y mostró lo peor: no tuvo respuestas anímicas, individuales ni colectivas. Esta vez no apareció El hermano de Pelé, Alvaro Pereira, tampoco resultaron influyentes sus dos mediocampistas centrales (Gabriel Peñalba y Néstor Ortigoza) y padeció en soledad el único delantero, Gabriel Hauche.Dentro de ese contexto, Vélez no tardó en demostrar sus intenciones. Tampoco en llegar al gol. A los 22 minutos, Escudero hizo el primero con un zurdazo desde afuera del área. Lo que siguió fue lo menos interesante del equipo local. Incluso, quedó en la cornisa del empate. Martín Cabrera (dos veces) y Hauche tuvieron el gol a disposición. Pero fallaron.Luego, ya en el segundo tiempo, Vélez lo liquidó temprano y lo disfrutó después. El gol de Ríos, tras una notable jugada de Escudero significó el 2-0 y el final de la intriga. Lo que continuó fue puro lucimiento de Vélez. A los 21, la cabeza de Santiago Silva -luego de un centro desde la derecha de Sergio Sena- sentenció la goleada. Antes y después del 3-0, Vélez tocó mucho, escuchó aplausos y hasta se dio un lujo sin sufrir riesgos: dosificó esfuerzos. Con un detalle emblemático: poco antes de la media hora, nació un grito unánime de "ooooole/oooooole/ooooole". Más tarde, al momento de los cambios, la gente rindió tributos a las figuras: aplausos para Ríos, una ovación para Escudero.Ahora, Vélez -y sobre todo La Volpe- tendrá la oportunidad de bajar a un archirrival reciente: Boca. Los hinchas lo hicieron saber: "El domingo cueste lo que cueste/el domingo tenemos que ganar". Está claro: quieren la revancha de la Libertadores 2006. La cita será en La Bombonera. Para ganar, está claro, Vélez necesitará jugar como en Liniers.